Mórbido punto azul


Este diario pertenece a: Pedro Cardozo
Edad: 37
Estado civil: Soltero
Profesión: Enfermero


23 de octubre de 2022

Se me ocurrió escribir este diario íntimo sólo para desahogarme. Es raro que en esta época alguien use papel y lapicera ―incluso ahora siento que mis dedos se revelan, agarrotados―. Pero creo que es el mejor soporte para guardar nuestras memorias: no hay que cargar baterías ni ver si nuestro dispositivo soporta el formato.
Lo que me decidió fue algo que me inquieta: hoy apareció en el cielo algo muy extraño. No parece ser un efecto de la luz del sol, ni tampoco un satélite. Quiero creer que se trata de un cometa o de una estrella. Se ve a plena luz del día. Y, desde luego, también por las noches.
En la calle la gente comenta, se la ve fascinada; pero pienso que tienen miedo. Yo tengo miedo.

Uf, la primera entrada del diario me quedó muy corta. Así que, para llenar espacio, narro lo que me pasó hoy en el hospital conversando con una paciente.
Cuando a la guardia llega algún niño complicado ―muy asustado o muy caprichoso― me llaman a mí para que lo atienda: tengo llegada con los más chicos, y mano para la jeringa.
Esta mañana requirieron mis servicios: debía convencer a Luna, una enana de trencitas, de que se dejara sacar sangre. Ella se había atrincherado atrás de una camilla, y gritaba cuando se acercaba su mamá, o cualquiera con ambo.
―Hola, me llamo Pedro ―dije sonriéndole, medio en cuclillas para ponerme a su altura―. ¿Y vos?
―Luna.
―¿Querés que charlemos un ratito?
Alzó los hombros. Me acerqué y le di un chupetín. Cuando lo agarró, noté que su brazo estaba cubierto de pinchazos recientes.
―Por lo que veo, Luna ―dije―, vos no le tenés miedo a las agujas.
―No.
―¿Estás cansada de que te hagan doler?
―No me duelen.
―A mí me duele la cintura por estar así agachado ―dije, y agregué, imitando la voz de Don Corleone―: Soy recontra viejo ―Luna amagó una risita―. ¿Querés subirte a la camilla, Luna?
Ella me estiró los brazos, la alcé y la senté. La madre observaba apoyada contra la puerta.
―Tu mamá dice que si te portás bien te compra un alfajor a la salida. ¿No querés el alfajor?
Me miró como si yo fuese el más estúpido de la clase.
―Claro que lo quiero.
―¿Entonces me dejás pincharte? Te prometo que no te va a doler nada. Soy el mejor enfermero del mundo.
―Ya te dije que a mí no me duele.
―Entonces, ¿por qué no querés que te pinchen? ¿No te querés curar?
―El doctor de bigotes me dijo que para que yo me curara tenían que matar a mis crobios que viven adentro mío. Son míos mis crobios.
No pude contener una risita.
―Claro ―dije―. El doctor de bigotes tiene razón. Los microbios se comen tu comida, hacen caca en tu sangre. Te contaminan. Si no los matamos, enferman todo tu cuerpo y hacen que te sientas muy mal y que no puedas salir de la cama.
―¿Y mis crobios hacen eso porque son malos?
―Los microbios no son ni malos ni buenos, Luna. Necesitan hacer eso para vivir. Son así, no se dan cuenta.
―¿Les va a doler?
―¿A quién?
―A los crobios, cuando los saques. ¿Van a sufrir?
―¿Eso es lo que te preocupa, preciosa?
Luna asintió con la cabeza.
―Entonces no tenés por qué ponerte triste. Los microbios son unos bichitos muy chiquititos. Tan chiquititos que no tienen desarrollado el sentido del dolor. O sea, no sienten. Lo importante es que vos te pongas fuerte y sana.
Y Luna estiró sobre la almohadilla el bracito de palo de escoba y me dejó hacer la extracción.


24 de octubre de 2022

En la calle no se habla de otra cosa, y yo tampoco pienso en otra cosa. El ovni sigue ahí, brillando a lo lejos.
En el noticiero, “El Objeto” es tema excluyente. Un astrónomo, de vaya uno a saber qué universidad, trató de explicar qué ocurría. Parece que el ovni está a millones de kilómetros, afuera de nuestra galaxia. Y que todos los telescopios del mundo lo apuntan tratando de dilucidar de qué se trata. El astrónomo dijo también que no es ni un meteorito ni un asteroide ni un agujero negro.
―Es inmenso, muchísimo más grande que cualquier cosa que hayamos visto hasta hoy. Nuestras observaciones indican que la superficie del Objeto estaría compuesta de metales pesados. Y se nos acerca muy despacio.
El conductor del noticiero le preguntó si era tan grande como el sol.
―No, quizá no me expliqué correctamente. Es realmente inmenso. Más grande que toda nuestra galaxia.
El conductor seguía sin entender, y le preguntó si podía tratarse de una nave extraterrestre.
―Yo diría ―respondió el experto― que eso lo podemos descartar.
―¿Deberíamos preocuparnos?
―Yo creo que es muy pronto para eso. Es la primera vez que vemos algo semejante, de modo que no sabemos cómo funciona. Así como hoy se está acercando, mañana podría alejarse. O, insólitamente, incluso podría cambiar de rumbo.

Pase lo que pase, yo tengo que seguir laburando: entra jeringa vacía, sale jeringa llena.


2 de noviembre de 2022

A una semana del avistamiento, el Objeto se sigue acercando.
La nasa y las más grandes eminencias de la astronomía están desconcertadas: el único dato nuevo es que el objeto es alargado y hueco, como un gusano con una boca inmensa. Las agencias espaciales de todo el mundo están pensando en organizar una misión no tripulada para investigarlo. Debido a la distancia a que se encuentra, es imposible llegar hasta él; pero al menos pueden acercar un telescopio, estudiarlo desde más cerca.

La gente está empezando a bajar los brazos. Muchos ya no van a trabajar ni salen de sus casas. ¡El mundo sigue girando, imbéciles! No podemos estar todos mirando al cielo para ver qué carajo hacemos de nuestras putas vidas.

El noticiero muestra imágenes de Medio Oriente: un hervidero.
La máxima autoridad musulmana ha llamado a su pueblo a tener fe, a no perder la esperanza.
El líder israelita cree que esto es un mensaje, la anunciación de la llegada del verdadero mesías.
El Papa pidió reflexionar, no apurarse a interpretar los hechos.
Las relaciones interreligiosas, que en los últimos años habían mejorado notablemente, se quebraron.


3 de noviembre de 2022

En la tele ya hablan de saqueos en los países más pobres.
Hoy llegué tarde al hospital. Me tomé la mañana para ir al supermercado, y compré todos los paquetes de arroz y fideos, y latas de conserva que pude cargar solo.
No soy especialista en supervivencia; pero, haciendo un cálculo rápido, si no se corta el agua, tengo para vivir unos tres o cuatro meses.


5 de diciembre de 2022

La misión no tripulada está lista para partir al espacio. Todos estamos muy pendientes de lo que ocurra.

Ya no tengo necesidad de salir de casa. Nadie la tiene. La calle es una mierda: nadie levanta la basura, y la Policía pasa cada vez menos. Ni contamos con los servicios básicos.

La onu se reúne a debatir una solución, pretenden darnos ánimos. La gente no cree que el Objeto vaya a detenerse, todos piensan que impactará contra nosotros.
Corea del Norte fue el primero en sugerir la solución más temida: dispararle un misil nuclear.

Ya no hay teléfono ni internet. Mi única comunicación con el exterior, en los ratos que tengo electricidad, son la radio y la tele.
Todo funciona así, de a ratos. Me gustaría, al menos, tener una compañía. Una mujer para abrazar, o aunque sea un perrito.
Me siento muy solo.


6 de diciembre de 2022

Estados Unidos y la Unión Europea amenazaron con invadir Corea del Norte si insiste con utilizar armamento nuclear. Rusia y China apoyan a los coreanos.
La paz en el mundo apenas se sostiene. En lugar de enfocarse en la amenaza exterior, nuestros gobernantes se pelean entre ellos.
En varias partes del mundo, hay fanáticos convocando fieles a suicidarse en masa. Otros, un poco menos trastornados ―aunque no tanto―, acampan en las terrazas de los rascacielos para darles la bienvenida a los alienígenas.
El mundo entero se ha vuelto bastante imbécil.

Hoy, a última hora, partió hacia el ovni el cohete no tripulado. Se calcula que tardará casi seis meses en acercarse a una distancia que permita conseguir datos más precisos.


23 de diciembre de 2022

Hace un par de semanas escribí sobre los fanáticos. Ahora se superaron a sí mismos en idiotez: los Testigos de Jehová, o los adventistas o no sé cuál de todas esas sectas, creen que pasado mañana, a las doce en punto, Jesús renacerá en algún remoto pesebre. Pero no tienen ni puta idea de dónde sería el nacimiento. Peregrinan sin rumbo con la ridícula esperanza de ser los únicos testigos del advenimiento del Mesías, y pedirle clemencia al hijo de Dios.
Si no fuera patético, me daría risa.


1 de enero de 2023

Jesús no renació en ningún pesebre, ni hoy ni la semana pasada.
Ahora, todo es y será una larga agonía hasta que el gusano metálico nos engulla: aunque muy lejos de la Tierra, sigue acercándose sin freno a sus víctimas.

Estoy racionando las provisiones. La situación no parece mejorar, y la alacena va quedando vacía. Quizá calculé mal, y la comida no me alcance más que hasta febrero. Por ahí es lo mejor: es una mierda vivir en esta incertidumbre. Mejor sería morirse de una vez.


4 de enero de 2023

Cada vez son más las horas sin electricidad.
Apenas hay noticias de afuera. Aparentemente, estallan guerras civiles por todo el mundo.

Al menos, ya no me siento tan solo: ayer salí a dar una vuelta por el edificio y descubrí que mis vecinos organizan reuniones en el hall.
Participé. Se sintió bien volver a hablar con alguien. Ayer decidimos que por seguridad era mejor tapiar las puertas: pandillas armadas aterrorizan las calles.
Incluso otro vecino ―ese Eslabón Perdido del sexto piso― quiso convencernos de que ahora sólo existía la ley de la selva, que debíamos armarnos y convertirnos nosotros también en saqueadores. Por suerte primó la cordura, pero no sé por cuánto tiempo.
De todas formas, yo estoy decidido a no cruzar ese límite.


6 de enero de 2023

El gobierno dispuso que a partir de hoy Gendarmería reparta bolsones con alimentos. Un camión se detuvo en medio de la cuadra. Como ratas salimos todos de nuestras cuevas. Pude rescatar algo, no mucho; arroz y lentejas. Mis vecinos, rapiñaron otro poco. Compartiendo, quizá sobrevivamos un par de meses más.

La misión espacial todavía está lejos del objetivo. A este paso, cuando llegue, ya no va a quedar nadie vivo en la Tierra.


27 de enero de 2023

Gendarmería no volvió a pasar por el barrio, pero el destino no quiere que yo muera. Mis vecinos se enteraron de que soy enfermero. Intercambio mis servicios por comida y otros lujos, como mayonesa o azúcar. No está mal.
Me sentí un poco como antes de que todo se fuera a la mierda, incluso mejor: algunos ignoran la diferencia entre un enfermero y un médico.

Hoy le salvé la vida a una vecina. Infarto. Su marido no tenía con qué pagarme y me ofreció a su hija. Ese es otro límite que no pienso cruzar.


30 de enero de 2023

El resto del barrio se enteró de mi hazaña. Soy una especie de héroe de la paramedicina. Ahora, me dedico a tratar las heridas y las enfermedades de todos.
Nadie se mete conmigo, y hasta me consultan sobre temas que no tienen nada que ver con mis conocimientos. Esta mañana vino Elsa, del 1°B, a preguntarme cómo cambiar un cuerito.
Se siente bien ser útil. Además, ya no tengo la necesidad de buscar provisiones: cada mañana aparecen ofrendas en la puerta de mi departamento.
Con el brujo cerca, la tribu vive más segura.


19 de abril de 2023

Esto de ser el médico me tiene ocupado. Como la comida empieza a escasear, se producen enfrentamientos entre vecinos, así que debo curar sus heridas y golpes. Todos se cuidan mucho de no perjudicarme. Y yo trato de no tomar partido.
La verdad es que no me puedo quejar. En comparación con el resto de la cuadra, vivo relativamente bien.

La misión espacial ―me había olvidado de ella― llegó al primer objetivo. Ya confirmaron que la superficie del Objeto es metálica, y que es una especie de túnel inmenso… En suma, gastaron millones para confirmar lo que ya sabíamos.
El Objeto ya se ve tan grande como la Luna, pero está muchísimo más lejos: el gusano es realmente descomunal, capaz de engullirse a la Vía Láctea sin mayores problemas.

No lo dije antes porque me daba vergüenza: conocí a una chica, y creo que me enamoré. Se llama Mercedes, vive en la otra cuadra, y tiene veintiocho años. A pesar de la locura, ella se mantiene cuerda como yo. Encima me mira con unos ojos increíbles que cambian ―y esto no es ninguna metáfora― según el clima.
Y sonríe. Sonríe, y eso sí que no se ve mucho últimamente.
Quizá la invite a cenar. Estaría buena una cita como las de antes.


17 de mayo de 2023

La misión espacial fracasó. Los científicos calcularon mal la trayectoria. El módulo colisionó contra un asteroide sin haberse acercado al Objeto para conseguir más información.
No todas son malas noticias: la cita salió perfecta, mágica; nunca me había sentido tan cómodo con alguien.


19 de mayo de 2023

La puta madre, asaltaron a Mercedes en su casa. Fue una de esas pandillas que describí en enero. Por suerte, sólo buscaban comida y armas, que después irían a trueque. A ella no la tocaron, fue sólo el susto.
Eso sí: la casa quedó destruida, inhabitable. Así que se vino a vivir conmigo.
Es raro eso de convivir; igual me gusta. Ahora todo está más limpio, pero ella también me pide ciertas cosas a las que antes ni les prestaba atención: parece que ronco y que acaparo las frazadas.
A mi favor: aparentemente soy buen cocinero. Sobre todo para inventar algo pasable con lo poco que hay.


22 de mayo de 2023

Algunas vecinas se pusieron violentas con mi noviazgo. Mercedes no puede salir de casa: la atacan y la insultan.
Me había olvidado de lo pelotuda que es la gente a veces. Hay menos ofrendas, pero vivimos bien. Ya tengo a quién amar, y eso es mucho más de lo que tenía antes de que eso apareciera en el cielo.


19 de junio de 2023

¡El Objeto se detuvo!
Esas son grandes noticias. Tanto que me dan ganas de no escribir más en este diario ―que me lo compré porque estaba triste y solo y se venía el apocalipsis.
Todos los astrónomos coinciden: hace dos días que el gusano ha dejado de acercarse. Quizá, de a poco, el mundo recupere su rutina.

Las buenas noticias vienen de a dos: Mercedes está embarazada. ¡Voy a ser papá! Necesito que el mundo vuelva a la normalidad ya mismo.
Estoy feliz. :)


30 de junio de 2023

La gente empieza a salir a la calle. Hay menos cortes de luz, y la Cruz Roja pasa por el barrio al menos cada tres días.
Los gobiernos van recuperando el control. La reconstrucción va a ser costosa, pero posible.
Con Mercedes estamos muy enamorados. Le estoy enseñando mi oficio. Me ayuda mucho. Cuando la panza crezca, deberá quedarse en casa.
Mientras, disfrutamos las buenas noticias y nos acompañamos.


21 de agosto de 2023

Ya no hay esperanzas, esto es devastador.
Justo cuando el mundo se levantaba, el Objeto ―el tubo― empezó a aspirar estrellas, asteroides, planetas.
Ya no quiero salir. Prefiero vivir junto a Mercedes el poco tiempo que nos queda. Juntos hasta el final.
Y no voy a conocer a mi hijo.
Debí imaginarme que esto pasaría: me estaba yendo demasiado bien.


23 de agosto de 2023

Hace una hora decidimos apagar el televisor y la radio. Dijeron que a nuestro planeta le resta menos de una semana. Pienso quedarme todo ese tiempo abrazado a Mercedes.
Tiraron la teoría de que el tubo metálico es una especie de enorme agujero negro que lo consume todo.
Están muy equivocados. Sé que lo están.
Desesperanzado, releo este diario, y en la primera página descubro la verdad de todo. No dejo de preguntarme si allá arriba habrá una nena asustada interrogando al enfermero.
Estos crobios que la enferman sí van a sufrir cuando los maten.